(Entrevista hecha por JORGE PAUCAR para Tv y Novelas, Febrero 2008)
En Lima, Perú, encontramos a Rodrigo Manzanero, un hijo de Armando Manzanero que vive en la pobreza y desde hace años no tiene una relación cercana con el famoso cantautor. La prensa de ese país ha reseñado en varias ocasiones la difícil situación de Rodrigo y hasta se ha hablado de su drogadicción. Lo que hasta ahora se desconocía era parte de su pasado que hoy él mismo revela a Tv y Novelas: en una época trabajó como prostituto ¡y se acostaba con hombres y mujeres por igual!
-Rodrigo, ¿haber confesado tu drogadicción te ha traído problemas?
Sí. Cuando estoy en un trabajo, la gente comenta, me mira y se pregunta si aún soy drogadicto. Eso me indigna. Pero cuando escucho eso, les contesto: "Sí lo fui. Y con orgullo puedo decir que salí de ese mundo. Ya pasaron 10 años desde que me alejé de todo eso.
-¿No has recaído?
No, y ni siquiera me pasa por la cabeza. Soy una persona de 38 años de edad y tengo que pensar diferente. Aún no he llegado a lograr mis objetivos. Esto me ha servido de experiencia para inculcárselo a otras personas, sobre todo a los jóvenes. Salir no es fácil pero tampoco imposible. Lamentablemente, cuando tengo un trabajo y empiezo a laborar, a la semana me están botando por la desconfianza que existe por mi pasado.
-¿Pero has estado en varios trabajos?
Así es, y por eso a veces me pregunto para qué he cambiado. La verdad, no quiero volver a lo de antes, ya no quiero verme tirado en el suelo, golpeado, ni comiendo de la basura.
-Además de drogarte, ¿qué más hiciste?
Llegué a robar y me prostituí. He hecho de todo.
-¿Te has prostituido?
Claro. Me paraba en una esquina y me contrataban hombres y mujeres.
-¿En dónde era eso?
En Miraflores, el centro de Lima. Hombres y mujeres me llamaban para solicitar mis servicios, me pagaban y luego vendía la ropa que conseguía para terminar en lo mismo.
-¿Eras un gigoló?
Sí, vendía mi cuerpo.
-¿Qué sentías al venderte?
Nada, en esa época me la pasaba drogado. Para mí era una manera fácil de ganar dinero. Y como, gracias a Dios, estoy bien dotado, era muy solicitado.
-¿Y te acostabas con mujeres mayores?
Sí, con viejas, pero también con señoritas y muchachos.
-¿Cuánto cobrabas?
Dependía del auto que trajeran.
-¿Y si era un buen automóvil?
Cien dólares toda la noche, pero si era un ratito cobraba 10 dólares. El servicio incluía todo, pero siempre me cuidé con preservativos.
-¿No tenías problemas en acostarte con hombres?
No. Mi primera experiencia homosexual fue cuando salí del Colegio Leoncio Prado. Eso fue en 1986, a mis 17 años.
-¿Cómo sucedió eso?
Siempre me han gustado las mujeres, pero esa vez fui con un amigo a su casa. Estábamos echados en la cama, viendo Tv, empezó a manosearme y lo hicimos.
-¿Quiénes te buscaban más?
Los viejos. Tenían entre 45 y 50 años. Con el tiempo ya no me paraba en las esquinas, porque me hice de mi propia clientela.
-¿Qué fue lo más raro que te pidieron hacer?
Una señora me contrató para que tuviéramos sexo en una fábrica antes de que llegara su marido.
-¿Lo has hecho con más de un joven a la vez?
Sí, con dos. He vivido de todo en este mundo.
-¿Te cuesta hacerlo con los hombres?
Me gusta con las mujeres. Con los hombres lo he hecho solo por dinero.
-¿Qué más has cometido?
He robado y estafado. Cuando veía a alguien por la calle, lo agarraba del cuello y le quitaba su cartera y el celular. También estuve preso porque robé carros. Además robé cosas menores, como cámaras fotográficas, celulares y dinero. De hecho, ahora, estoy en un juicio.
-¿Por qué?
Por un robo menor. Me mandaron a cobrar una factura y me quedé con el dinero. La cantidad era de mil 200 soles (cinco mil pesos) y me denunciaron por dos mil 500. Acepté los hechos, porque pensé que sería una pena mínima, pero igual me fregaron. Tengo prohibido ir a ciertos lugares.
-¿Cómo es tu papá, Armando Manzanero?
Está bien en México, nos hablamos de vez en cuando.
-¿No te quieren tus familiares en México?
Se les hace muy difícil verme allá; siempre fui rebelde. Hice mi vida apartado de todos ellos y temen que vuelva a las drogas.
-¿El tema de la relación con tu padre nunca terminó de resolverse?
Nunca viví con él ni nos hemos sentado a hablar para resolver nuestras diferencias, porque siempre ha sido de decir: "Haz esto, haz aquello". Ni él me conoce a mi ni yo a él. No lo veo desde hace tres años.
-¿A los casi 40 años aún lloras por tu papá?
Aún lloro por él, soy su fan y siempre voy a sus conciertos.
-¿Existe un rechazo de su parte?
Lo que sucede es que hay un miedo de que yo caiga en lo mismo, porque para ellos es difícil aceptar que he cambiado.
-¿Actualmente tienes trabajo?
Hace unos meses estuve en un restaurante, pero es una pena que por terremoto se haya venido abajo. El segundo piso donde trabajaba se cayó.
-¿Estuviste en ese momento del terremoto?
No, yo viajé a Lima al cumpleaños de mi hijo, que fue el 4 de agosto, pero me quedé hasta el 12 de ese mes porque también mi festejo. Si no hubiera pensado en celebrarle sus dos años, quizá ahora estaría muerto como muchos peruanos.